Y yo miraba, después de un día intenso para ambos. Por mí lo sabía y en él se notaba.
Frente a frente no miraba sus ojos mas que para ver.
Con jóvenes ojos verdes entregada a esa mirada que notaba de experiencia y celeste.
Todo el viaje fue así, refugiada en mi libro de los abrazos ( ese de Galeano, que me había recomendado Juan) no levantaba la vista sino para observarlo.
Distante, callado, y con un amor que lo esperaba en casa. Pude saberlo al escuchar su llamado desde el celular avisando estar camino a “casa”, esa casa que quizá lo esperaba con algo de calor.
Todo el viaje fue así. Despertaba algo en mí. Nada extraño, escribir. Escribir sobre... sobre... sobre él? Sobre mi viaje? Aún no lo sé.
Y no era raro, no era raro para mí, pero sí para él.
Busque su mirada hostigando con la mía y después de un largo rato me miró.
Permanecí unos instantes sumergida en el interminable y profundo celeste de esos ojos que no podría confundir, ya no. Tal vez tuvo miedo pero yo no desistí, y le sonreí, buscando la aprobación de quien fuera el protagonista de mi propia inspiración. Y sonrió. Sin ganas, o asustado, pero lo hizo.
Abandonó su lugar frente al mío algunas estaciones antes que yo. Y se alejo del andén, entre la gente se perdió y no lo vi.
Sólo recuerdo su robusto cuerpo al caminar, un sobretodo azul, su maletín, barba blanca de días y una ensañosa manía de sonarse la nariz.
Y se perdió, entre la gente y no lo vi.
Quizá el nunca más se acuerde de mí. Yo sigo pensando y no le pude decir...
Lo que pasaba por mi mente eran imágenes a mil .
Y por la suya?
Eso nunca lo supe, pero lo imaginé.
Este viaje fue en Julio de 2003, aún hoy recuerdo esa mirada y esos profundos ojos celestes que me atrapaban tanto, haciendo casi imposible que yo desvíe la vista. El señor que estaba sentado al frente mío en ese vagón debe haber pensado que yo estaba loca: lo miraba y escribía en mi cuaderno ;una y otra vez, una y otra vez . Era un cincuentón buen mozo y seguramente no entendió por qué yo lo miraba, en realidad me despertaba curiosidad, su mirada me atrapaba de tal forma que me daba curiosidad saber cómo sería su vida, y entonces me la imaginé, pensando que algún día él puede ser el protagonista de alguna historia creada por mí, el protagonista de mi propia inspiración.
Comentarios
Te quiero con el alma mel... sos una personita increible... sabes que a pesar de las distancias, siempre estoy con vos... en un mensajito, en un mail, en un simple pensamiento, en una sonrisa, en un recuerdo...
amo lo que haces... amo leer lo que escribís... porque sé que lo hacés desde lo más profundo de tu corazón, pequeña mujercita...
Te deseo toda la suerte del mundo... y no te olvides de mí... que yo no me voy a olvidar nunca de vos.
Grandiosa Historia <3 :)