AUSENCIA

Me dirigía sin mirar a nadie. Derecho. Sin prisa. Mis ojos fijos en la nada, mis labios fríos casi de escarcha, el pelo suelto y en mis manos unos guantes negros. No sabía qué pasaba a mi alrededor (ni me preocupaba por saberlo). Ignoraba todo y a todos, especialmente a aquellos que se aproximaban a mí y susurraban a mis oídos. No podía escucharlos, no quería, no me interesaba. Y me miraban fijo, con una expresión de deseo en su rostro. Y yo pasaba. Los esquivaba con mi mirada centrada en un horizonte desconocido, o infinito... tal vez. La punta de mi nariz estaba helada (mi corazón también) . Era una noche de Otoño que había decidido jugar un poco poniéndose traje de invierno...y qué bien le sentaba. Parecía pleno Julio. Nunca supe a donde iba. Ellos tampoco supieron. Yo sólo caminaba derecho. Entre la gente. A medida que avanzaba iban apareciendo sus rostros y me miraban (todos en una larga fila, inclinando su cabeza para ver mi paso) ... Esa noche todos me miraban. Yo me alejaba. Ahora estoy acá y también sin prisa. Sin mirar a nadie. Sola. Como siempre.

Ausente.

****Este poema lo escribí hace un par de años, lo cierto es que iba caminando sin saber a dónde, es decir, inconscientemente yo me dirigía pero sin prestar atención al camino, en ese camino me cruzaba a mucha gente y mucha de esa gente susurraba, miraba, hostigaba... Yo iba tejiendo la trama de la historia, escapándome de aquellos extraños, siendo la protagonista que brotaba del mismo ego que producía mi inspiración, mis desesperadas ganas de escribir eso que imaginaba, urgentemente, por la simple idea de refugiarme en el papel para protegerme del tiempo, para intentar bajarme del mundo o resguardarme ante sus ejes cíclicos.**** (*MeL*)